Costa Rica: un país de gente excepcional*
Si bien es cierto que al salir de nuestro país muchos turistas concuerdan con que los ticos son pura vida y que son gente excepcional, me atrevo a hacer un análisis de esta frase. Principalmente “los ticos son gente excepcional”.
¿Qué entendemos por gente excepcional? ¿Cómo es una persona excepcional? ¿Qué la hace excepcional? Si nos inclinamos por dichos y frases populares, una persona es aquella que es única, especial, “muy carga”, “muy chuza”, “muy gata”. Tomándolo formalmente según la RAE dícese de aquello que constituye excepción de la regla común o que se aparta de lo ordinario, o que ocurre rara vez. Pero volviendo a la jerga popular ¿Qué queremos decir con persona excepcional? ¿respecto a qué o en qué aspecto? Es ahí donde la palabra excepcional a pesar del gran significado que tiene se vuelve un descriptivo con una definición un poco tergiversada.
Si tan solo fuéramos excepcionales en todo el sentido de la palabra, las cosas serían muy distintas. A lo que me refiero es que el tico es excepcional, pero aplican restricciones.
El hecho que se nos diga que somos personas excepcionales, no significa que cada una de ellas sea la excepción. Y es que así es como nos vemos, creemos que somos la excepción a la regla, que por ser nosotros nada va a pasar y nos saldremos con la nuestra. Y esta creencia es precisamente la que tiene de cierto modo estancada a nuestra sociedad.
Algunos casos para ejemplificar son las siguientes:
- Los ticos son los mejores conductores, pero no por su intachable record de conducción o bajo número de accidentes en carreteras, sino porque en Costa Rica un buen conductor es aquel que sabe rayar imprudentemente para saltarse la presa, hacer carriles en donde no hay y romper básicamente cualquier regla establecida con tal de llegar más rápido sin ser atrapado; esencialmente, salirse con la suya . Y es que por si fuera poco, el tico “raja” de estos actos y se cree un conductor excepcional, exento a las reglas, a las multas, el tránsito y demás.
- Un trabajador que “se la juega” es aquel que no le hace números a la empresa pero si le hace números a cuantas horas de las 8 diarias puede tirársela rico; pero eso sí, tratando de cumplir con el mínimo que se le exige en el trabajo. De nuevo, “el más gato” es el que más sabe sacarle jugo al sistema, no el más esforzado o el que trata de innovar dentro del lugar de trabajo. Se aplaude “al más gato” pero se le serrucha el piso a la persona que de verdad si se esfuerza. De nuevo, en Costa Rica sobra decir que hay trabajadores excepcionales, pero aplican restricciones.
- Un tico es el más informado de todo lo que acontece para poder meter cuchara cuando se habla del tema, eso sí no porque indagó lo suficiente del tema o porque sea un experto en la materia. Sino más bien porque la noticia se pasa de boca en boca y de paso se añade información a partir de opiniones sin fundamento. Entonces se dice que el tico es crítico pero más bien termina siendo criticón por la falta de análisis y contenido en lo que proclama. Y no solo eso, sino que no aporta más que una queja, no hay posibles soluciones y mucho menos intención de ayudar a la solución del problema. Entonces, terminamos con un tico que habla, se queja y de ahí no pasa. La excepción sería aquellos que luchan por una causa para resolver un problema pero el resto se limita a criticar la solución y a serrucharle el piso al individuo excepcional.
- Creemos que si sobrepasamos el límite de velocidad por unos cuantos kilómetros nada va a pasar porque somos nosotros, “lo estamos haciendo con cuidado”; si mentimos nos decimos a nosotros mismos que nada va a pasar porque es una mentira controlada y nada va a pasar; nos alcahueteamos a pesar de todo creyendo que siempre somos y seremos la excepción. Y puede que éste sea el pensamiento por el cual hay tanta corrupción, la gente evade impuestos, hace “trampitas”, busca la ruta más fácil. Y es aquí donde ese sentir de ser la excepción se vuelve más peligroso, cuando se mezcla con la seguridad: esto se interpreta como que estamos tan convencidos de que nos saldremos con la nuestra que no solo nos autoconvencemos de eso, si no que con esa seguridad y confianza hacemos ver a los demás que lo que hacemos está bien y nos jactamos de eso
Ahora bien, me pregunto: en un país donde todos son excepcionales, ¿Quién es realmente la excepción? ¿el montón que juegan de gatos tratando de salirse con la suya sin ser atrapados o aquellos que luchan contra una sociedad que realmente está fomentando más antivalores que valores?
Tal vez, tan solo tal vez si dejáramos de jugar de ser el conductor más intrépido habría menos accidentes absurdos que se anuncian como mofa en medios internacionales, tal vez habría menos accidentes. Tal vez si dejáramos de acelerar en las presas para no dejar que se nos metan en la fila y fuéramos más corteses las presas no serían tan malas. Tal vez si dejáramos de ver como burlamos al sistema para sacarle más provecho y más bien analizáramos el sistema para solucionar las fallas que tienen la productividad y la economía de nuestro país serían mejores. Tal vez si dejáramos de hablar paja y serrucharle el piso a los demás para ser personas más proactivas el gobierno no tendría que ser el único ente en el país encargado de resolver todos los problemas.
Tal vez algún día como sociedad si le hagamos mérito a la frase “Costa Rica está lleno de personas excepcionales” en todo el sentido de la palabra. Mientras tanto, sería bueno empezar a dejar de tergiversarla.